TVDanubio Instagram Twitter Facebook Facebook
Estás en Inicio | Actualidad | Noticias
ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA

Alberto Batista fue nombrado Presidente Honorario

Alberto Batista, “el poeta danubiano”, fue designado Presidente Honorario por unanimidad en la Asamblea General de socios.

imagen

La búsqueda de un mejor futuro lo trajo -junto a su madre- de Santa Lucía a Montevideo. Se instalaron en La Comercial, donde comenzarían una nueva vida. Siendo todavía un niño tuvo que repartir el tiempo entre la escuela y el trabajo. Justamente en su primer trabajo comenzó a tomarle el gusto al fútbol. Con un patrón hincha de los buzones fue entonces Sud América el primer cuadro que vio.

Aunque cambió de “laburo” continuaba yendo regularmente a ver a la IASA, pero por el año 1948 oyó hablar de un cuadro que venía ascendiendo vertiginosamente desde la “Extra” y que en ese año debutaría en Primera División. Fue justamente la tarde del 25 de abril de 1948 que se uniría a Danubio para siempre. Concurrió al “Centenario” para presenciar —nada menos- que el debut danubiano en la “A”, se ubicó cerca de los hinchas de Danubio, que ganó 2 a 1 a los manyas. Alberto dice que era tanta la alegría de esa gente y la algarabía que mostraron durante todo el partido que se prendió como abrojo a ese cuadro recién ascendido y comenzó a verlo con frecuencia.

La difícil situación económica lo llevó a ver también los partidos de las “inferiores”, donde no se pagaba entrada. Pero apenas le entraron unos mangos más, se tomó un tranvía que lo llevó a donde nunca había estado, a la Curva de Maroñas, para asociarse a Danubio. 

Concurriendo a los encuentros de las formativas, conoció a Alcides Olivera, historiador danubiano, quien además conducía una audición partidaria en CX46 Radio América, que lo invitó a comentar los partidos de los pibes.

En una de las tantas noches de radio, Olivera le pidió si no se animaba a atender la “caja del bar” las noches de bailes en la sede y lógicamente no se negó. Tras un tiempo en esa actividad -y ya integrado a la comisión de fiestas- pasó a atender la boletería. Los viernes iba a la Sede a pintar un gran pizarrón donde se anunciaban las orquestas que actuarían el sábado.  En una oportunidad en que iba a pintar dicho pizarrón, chocó el ómnibus en que viajaba, voló la tiza en polvo, los pinceles y se lastimó la cabeza, pero luego de ser atendido en el hospital, con la cabeza vendada y la campera ensangrentada, tras comprar nuevamente el material, fue a cumplir con su deber. 

Poco después le propusieron ser delegado de Quinta División y tampoco pudo decir que no. Fue así, durante años, múltiple delegado en todas las Divisiones Juveniles. 

El alejamiento de la gente luego del triste episodio de 1959, lo “obligó” a oficiar de delegado en Primera División, coronándose Campeón de la “B” en 1960. Alberto recuerda que al término del partido final y luego de los festejos regresaba a la Sede en el ómnibus junto al plantel, y no habló una palabra, porque sentía algo en la garganta que lo ahogaba. Llegaron, se bajó y detrás de una mampara se puso a llorar como un loco, de alegría, de desahogo.

Con Danubio en el círculo de privilegio, Alberto comienza una nueva e importante etapa en el club, la de funcionario que felizmente continúa hasta hoy. En estos cincuenta y pico de años como funcionario ha sido mucho más que un empleado modelo. Ha sido y es un luchador por la causa danubiana de tal magnitud que sería imposible describir sus nobles acciones sin omitir varias.

Es además el Poeta Danubiano que con sus sensibles versos ilustra -según las circunstancias- la marcha de la Institución, en cuanta oportunidad se presenta. 

Finalmente, la Asamblea de asociados reconociendo su rica trayectoria lo designó como Presidente Honorario, una distinción largamente merecida.

Sin dudas, Alberto Batista es un párrafo destacado en la historia danubiana.

Por Anibal Rey Bozzolo